El pasado viernes 30 de enero Alberto Trinidad (Ediciones Oblicuas) y un servidor presentamos el libro. El galliner de l'Antiquari resultó al final pequeño y los asistentes siguieron el acto con mucha atención. Tomamos una copa de cava, firmé ejemplares del libro -los ejemplares destinados a la presentación se agotaron- y encontramos una muy buena acogida a esta obra que ahora inicia su ardua andadura para llegar a sus potenciales lectores. Creo que no se puede pedir más. Gracias a todos los que estuvisteis presentes y a los que no estuvisteis pero habéis manifestado interés en leer el libro. Como dije el viernes ahora el libro ya no es del autor, sino de sus lectores.
Dejo aquí un video, filmado por mi amigo Mariano García Gregorio y algunas imágenes captadas por otros de mis happy few.
Ediciones Oblicuas tiene el placer de invitarles a la presentación de EL SURCO ES EL ALMA DEL VINILO, la nueva antología de relatos del multipremiado escritor Rafael Orihuel. El acto tendrá lugar el viernes 30 de enero a las 19.30h en El Galliner de l'Antiquari (C/ de Santa Anna, 3) en Tarragona, y contará con la presencia del editor, Alberto Trinidad,y del propio autor, que se prestará a la habitual firma de ejemplares.
El surco es el alma del vinilo
es una recopilación de relatos cuyo nexo de unión es el mundo de la
música en su más amplia expresión. Un sentido homenaje tanto a los
grupos y solistas como a los fans, a los dueños de tiendas de discos y
al objeto en sí de reproducción, el vinilo.
Pero,
además de eso, estos relatos son un excelente ejercicio narrativo que
convierte la memoria de unos personajes arrebatadores en pequeñas joyas
literarias. Con un estilo que nos recuerda a Roberto Bolaño por su
habilidad a la hora de integrar diferentes biografías en narraciones
apasionantes, Rafael Orihuel nos seduce desde la primera página, tanto
como lo hace nuestro disco favorito una vez posamos la intangible aguja
de diamante sobre el surco adecuado.
1. Autumn
Almanac. The Kinks,1967. Esta canción podría resumir mi infancia.
El 31 de octubre de 2010 se cumplieron mis sueños: se la oí
cantar, casi con lágrimas en los ojos, a Ray Davies, líder del
grupo, en el mítico Olympia de París.
2. Devil
in the heart. The Beatles, 1963.¿Pero qué provocación
es esta de poner en el nº 2 una de las escasas canciones de los
Beatles que no escribieron ellos? Pues sí, este tema de un tal
Richard P. Drapkin, cantado por Harrison (sostengo que su voz es la
voz beatle por excelencia), representa para mí la quintaesencia de
su sonido de la primera época, qué se le va a hacer.
3. Sad
eyed lady of the lowlands. Bob Dylan, 1966. Definitivamente mi
Dylan es el intimista. Este largo tema del Blonde on Blonde, que
jamás toca en concierto, me cautivó desde que lo oí por primera
vez.
4. Friday
on my mind. The Easybeats, 1966. Otro de ese año glorioso sin el
que no se entendería la música de los últimos cincuenta años. En
casa lo conocíamos por su nombre en español, El viernes de mi
recuerdo, en aquella época los títulos solían publicarse
traducidos. Una canción pop perfecta, enérgica, con ese estribillo
que es todo un programa de vida: Monday
I have Friday on my mind.
5. See
Emily Play. Pink Floyd, 1967. Sin menospreciar, solo faltaría,
épocas posteriores, sigo prefiriendo a los Pink Floyd de Syd
Barrett, antes de que se echara a perder por las drogas. Hay un
especial dramatismo en este tema. Con ese Emily
tries but
misunderstands,
ah ooh... la canción te
atrapa desde el primer instante y no te deja marchar.
6. Miracles.
Jefferson Starship, 1975. La reencarnación setentera de los
Jefferson Airplane incluyó este tema en su Red Octopus. Una canción
hipnótica, densa, con esos exquisitos contrapuntos vocales de Marty
Balin y Grace Slick.
7.And
your bird can sing. The Beatles, 1966. Sí, no puedo permitir que el
segundo tema de los Beatles (esta vez sí, firmado por el dúo
Lennon/McCartney, aunque es un claro Lennon) quedara más abajo,
sería falsear miserablemente la realidad. Y sí, mi disco Beatle
favorito es Revolver. Ah, ese impagable riff de guitarra.
CARA 2
1. Ashes
to ashes. David Bowie, 1980. Podía haber escogido muchos otros,
pero Ashes to ashes me parece de una perfección sublime. ¿Volverá
Bowie algún día? Es tan inquietante su silencio.
2. Gimme
shelter. The Rolling Stones, 1969. Por no repetirme con Ruby
Tuesday, escojo este del Let it bleed, título que se decía
parodiaba el Let it be de los Beatles. No deberían haber
sobrevivido a los de Liverpool, como muy tarde tendrían que haberse
disuelto en el 74, pero claro, los Stones ya no son un grupo: son
una marca.
3. Do
it again, The Beach Boys, 1968. Pura simplicidad comparado con esos
monumentos sonoros del Pet Sounds y del Smile. Una joyita.
4. A
baby for Pree, Neutral Milk Hotel, 1996. Una especie de nana
surrealista de menos de dos minutos, cantada por Jeff Mangum, el
genio huidizo de estos fugaces santones de la primera oleada indie.
Mangum me recuerda a Barrett: ese dramatismo, esas canciones que no
se sabe de dónde vienen.
5. Goldie
Hawn, Butan Variations, 2007. Lo sé, no los conoce nadie salvo los
happy
few,
pero gracias a Internet llegó a mis oídos y desde entonces residen
en mi particular Olimpo. Ya ni siquiera existen, pero sus sucesores,
Hollands, han rescatado este tema, bien asentado en sus raíces
sesenteras.
6. Old
man. Love, 1967. Es muy difícil escoger un tema en esa obra maestra
que es Forever Changes. Pura delicadeza, un hippismo hondo,
conmovedor y preciosista el de Arthur Lee y sus chicos. Lo compré
en cassette en el 79 o el 80, lo llevaba en el coche y una noche me
robaron las cintas. Dos semanas más tarde recuperé algunas en el
rastro de Valencia, en la plaza de Nápoles y Sicilia. Tuve que
pagar por lo que era mío: mire lo que pone ahí, le dije a la
gitana mostrándole mi nombre escrito en la carátula.
7. Stephanie
says, The Velvet Underground, 1968. El tema no se publicó en vida
de la Velvet, sino en el recopilatorio VU, de 1985. Yo lo compré,
en vinilo, en Discos Medicinales de Castellón, hace tres o cuatro
años, y sigo sin entender cómo un tema como este, y unos cuantos
más de ese disco pudieron quedarse inéditos hasta el 85. It's
so cold in Alaska...